Los futuros del trabajo

Hace unos días reflexionábamos en el podcast Futuroscopia sobre los “Futuros del hashtag#trabajo”. Lo hacíamos con César Astudillo a los mandos y como “cuerpo de baile” Isabel Fernández Peñuelas, Fernando Garcia-Quismondo (高安洋) y un servidor. El reto era aparentemente sencillo, aunque acabamos enredados en multitud de “madrigueras de conejo”. La reflexión se produjo alrededor de…

Hace unos días reflexionábamos en el podcast Futuroscopia sobre “Los Futuros del trabajo”. Lo hacíamos con César Astudillo a los mandos y como “cuerpo de baile” Isabel Fernández Peñuelas, Fernando Garcia-Quismondo (高安洋) y un servidor. El reto era aparentemente sencillo, aunque acabamos enredados en multitud de “madrigueras de conejo”. La reflexión se produjo alrededor de estas tres dimensiones:

👉 Trabajo e identidad

👉 ¿Habrá trabajo para todo el mundo?

👉 Repensando el futuro del trabajo

Aunque no lo explicitamos, aventuro que el motivo principal de esta charla fue el observar cómo las dinámicas laborales están cambiando debido a la llegada de una cantidad significativa de nueva tecnología. Lo cual crea diferentes puntos de vista: algunos creen que esta tecnología puede ser beneficiosa para los trabajadores, mientras que otros piensan que podría representar un problema al reemplazar muchos empleos.

Y es que el reto es, como dice Guille Lorbada de Repsol, que tenemos que “preparar el talento para el futuro, y pensar en el futuro para el talento”.

Animo al lector a escuchar el episodio de Futuroscopia, que complemento en este escrito con algunas dimensiones adicionales y muchas más preguntas que respuestas. Te leo en los comentarios…

Futuroscopia

¿Profesiones u oficios?

Javier Cañada, fundador de la escuela de diseño digital Instituto Tramontana, dice que la diferencia entre un oficio y una profesión radica en que un oficio implica aprender a repetir tareas con maestría ante retos constantes, mientras que las profesiones enfrentan desafíos variados.

Siguiendo el consejo de Javier, al que considero todo un referente a la hora de diseñar futuros, debemos enfocarnos en formar profesionales y no solo enseñar oficios. Enseñar oficios crea recetas sustituibles por software y automatización, pero la capacidad de reinventar que tiene una profesión es irremplazable.

Rosie la remachadora

¿Cuál es el objetivo del trabajo?

Antes de plantear diferentes ideas, quizá sea conveniente revisitar el concepto de qué motivos nos llevan a trabajar:

⭐️ Remuneración para la supervivencia

Probablemente sea el principal motivo por el que trabajamos: disponer de unos recursos económicos que garanticen la supervivencia para nosotros y los que dependen de nosotros. En esta dimensión, se me ocurren muchas preguntas que deberán de ser enfrentadas en los próximos años:

❔   ¿Qué otros beneficios no monetarios relacionados por ejemplo con el bienestar se van a tener que desarrollar por parte de los empleadores?

❔   ¿Cómo se va a determinar cuál es la remuneración “justa”, en mercados laborales que son en general muy opacos y poco transparentes?

⭐️ Socialización

Es a menudo una componente del trabajo que no se tiene en cuenta, pero basta observar los efectos perniciosos de los confinamientos durante el COVID en sociedades con poco apoyo familiar, para entender que el trabajo cumple un importante objetivo social. A partir de ahí, algunos retos por resolver serían:

❔   ¿Cómo encaja la socialización con los modelos de teletrabajo?

❔   ¿Si acabamos en un modelo global de “freelance”, cómo afectará a nuestra forma de relacionarnos? ¿Resultará en la pérdida de identidad de las empresas?

⭐️ Desarrollo personal

El ser humano lleva en el ADN el deseo por el progreso personal y una orientación al logro. Definir unas metas, prepararse para poder llevarlas a cabo y conseguirlo, supone una gratificación que a menudo es más poderosa que la meramente monetaria. Es el “salario emocional” que con frecuencia no somos capaces de gestionar en las empresas. En esta dimensión del trabajo, algunas preguntas que deberemos enfrentar serán:

❔   ¿Cómo vamos a conseguir que los profesionales no se queden obsoletos, dotándoles de las competencias cambiantes que necesiten en cada momento?

❔   ¿Qué hacemos con los denominados “bullshit jobs“, es decir, aquellos que son penosos ó absolutamente privados de capacidad de florecimiento humano en su ejecución?

❔   ¿Cómo vamos a conseguir que ocurra un progreso social derivado de la realización de una labor profesional, toda vez que cada vez es menos frecuente vía exclusivamente del trabajo?

Las tres dimensiones del trabajo:

César Astudillo elabora una idea de la “trifecta del trabajo” que me resulta especialmente inspiradora para entender el reto al que nos enfrentamos. En ella, determina tres dimensiones del trabajo, en función de que sea:

  • Útil, es decir, está dirigido a transformar materia, energía e información para producir los bienes y servicios sobre los que se asienta nuestro bienestar.
  • Remunerado, esto es, que canjearemos nuestro trabajo por el derecho a adquirir esos bienes y servicios.
  • Edificante, es decir, que como individuos vamos a encontrar nuestro florecimiento personal.

Por desgracia esta trifecta utilitario + remunerado + edificante, solo se da en los cotizados “trabajos de ensueño”, pero estos trabajos siempre han convivido, y posiblemente lo hagan más, con otras muchas combinaciones de los tres factores:

La “clase ociosa” no beneficia a nadie

Imaginemos por un momento que el trabajo no fuera necesario para nadie, perteneciendo todos los individuos de una sociedad a una suerte de “clase ociosa”. ¿Sería un escenario deseable? ¿Nos aportaría una felicidad plena?

Mi visión personal es que necesitamos, como seres vivos, esforzarnos. Creo que la pérdida del esfuerzo como actitud vital, nos llevaría irremediablemente como sociedades al colapso, del mismo modo que a los pequeños ratoncillos del siguiente experimento.

El 9 de julio de 1968 el doctor John Calhoum, en el ámbito del experimento “Universe 25”, colocó 8 ratones en una especie de caja de no más de siete metros cuadrados. Estaban provistos de comida, refugio y todo lo necesario para vivir en lo que podríamos llamar un “paraíso para ratones”. Sin embargo, disponer de todo lo necesario para la vida al alcance de su mano, fue su perdición. Casi cinco años después del inicio del experimento, y tras un boom demográfico inicial sin precedentes, no quedaba ningún ratón vivo.

El experimento de “Universo 25” nos da una idea de lo que le puede ocurrir a una sociedad cuando se condena a si misma por la sobresaturación y auto colapsa. Todo ello en un lugar a priori perfecto, con comida ilimitada y sin ningún peligro externo como depredadores.

Y es que, aunque Calhoum había solucionado las necesidades “físicas” ofreciendo todos los bienes materiales para los roedores, no había sido capaz de colmar las necesidades “del espíritu” de los pequeños animalillos.

¿Podemos tomar este experimento como una lección que nos prevenga contra una sociedad ociosa? Abandonando por un momento el mundo de los roedores, cualquiera que sea padre conoce las insensateces que se le ocurren a un niño que se aburre… ¿Seguro que queremos sociedades puramente ociosas?

Universe 25

Poniéndonos los guantes de cirujano

Personalmente creo que como decía el periodista y ensayista americano H.L.Mencken, “para todo problema complejo hay una solución clara, simple y equivocada”.

Y es que ante un reto tan complejo como el del futuro del trabajo, no podemos sino abandonar la brocha gorda y ponernos los guantes de cirujano.

Para empezar, creo que partimos del error de tratar de sumar unidades de trabajo, como si fuera un bien finito y homogéneo de suma cero a repartir. Y eso no es así, porque a medida que unos trabajos desaparecen, surgen otros nuevos.

¿Se trabajará cada vez menos? De forma empírica observo que cada vez se trabaja más. Tras una revolución industrial y una transformación de la sociedad de la información, observo que estamos todos más atareados que nunca. Ciertamente las “horas trabajadas” en sociedades desarrolladas han disminuido, pero la intensidad de las mismas es descomunal. En términos generales, trabajamos menos horas, pero probablemente de forma más intensa.

Creo además que el reto que planteaba la llegada masiva de la tecnología se ha probado que es más de “tasa de adopción” que de “tasa de sustitución”. Es decir, lo que debemos es ser capaces de adoptarla al ritmo que nos permita seguir siendo competitivos, transformando nuestras funciones.

Bullshit Jobs – David Graeber

No sé el trabajo que deberemos desarrollar, pero sí el que debemos de eliminar

Me gusta plantear los retos como imágenes especulares. Es decir, frente a la pregunta de qué trabajo habrá que desarrollar en el futuro, prefiero aventurarme en determinar aquel que sin duda deberemos impulsar que se elimine.

Y ahí encuentro dos tipos de trabajo cuyo objetivo claro debería de ser desaparecer, con los mecanismos adecuados para no dejar a nadie atrás y acompañar en la reconversión y transición de aquellos que pierdan el empleo.

La primera categoría de trabajo a eliminar sería el que hemos mencionado anteriormente como “bullshit job”, y que se caracteriza fundamentalmente por no ser edificante. Sobre todo, aquellos que son objetivamente “penosos” ó “peligrosos” y que se pueden automatizar. Del mismo modo que no mandaríamos a un humano a inspeccionar el interior de un reactor nuclear, aquellos entornos que generan peligro evidente como espacios confinados ó insalubres, no deberían ser territorio de trabajo humano.

El segundo tipo de trabajo que deberíamos de reducir sería el que meramente “genera entropía”, sin tener un impacto real en el avance y el progreso. Serían todas aquellas capas burocráticas que no solo no solucionan nada real, sino que introducen “ruido” en el sistema afectando al trabajo de terceros. Estas capas burocráticas son muy comunes en organizaciones donde los mandos no tienen “skin in the game” y el futuro a medio plazo no les importa demasiado.

Holacracy vs. Hierarchy

Los grandes retos a futuro:

Una vez determinada la función del trabajo, sus dimensiones (útil, remunerado, edificante), la diferencia entre “oficio” y “profesión” y unos pocos criterios sobre el trabajo que debería de desaparecer, queda lanzar algunas preguntas sobre el futuro del trabajo. Para ello, planteo una reflexión ordenada en una secuencia lógica que va desde el qué trabajo hacer hasta cómo remunerarlo.

⭐️ Qué trabajo vamos a hacer:

Dime en qué tipo de sociedad te quieres convertir y te responderé con qué capacidades y trabajos debes de impulsar.

Decidir qué trabajos vamos a hacer como sociedades y cómo vamos a competir con otras sociedades en base a esos trabajos es un desafío complejo y multidimensional.

Históricamente, hemos pasado de competir en recursos naturales a competir en modelos de negocio y, más recientemente, a competir por la gestión de la información y el conocimiento. Esta evolución refleja la creciente importancia de la innovación y la creatividad en la economía global.

El modelo de trabajo que se habilite en cada sociedad influirá directamente en la competencia por el talento a nivel internacional. Sociedades que fomenten entornos de trabajo flexibles, inclusivos y que valoren el desarrollo personal y profesional atraerán a los mejores talentos. Esto generará una competencia entre países por atraer y retener a individuos altamente cualificados, lo que a su vez impulsará el progreso y la innovación.

La “utilidad” del trabajo es otro aspecto crucial. Tradicionalmente, el mercado ha determinado la utilidad del trabajo mediante la oferta y la demanda. Sin embargo, esto plantea el riesgo de perder trabajos y profesiones que no son considerados útiles desde un punto de vista puramente económico.

En su libro “La utilidad de lo inútil“, Nuccio Ordine argumenta que hay un valor intrínseco en actividades que no necesariamente generan beneficios económicos inmediatos. De manera similar, en su TED talk “Give yourself permission to be creative“, Ethan Hawke destaca la importancia de la creatividad y la autoexpresión, sugiriendo que debemos permitirnos explorar y valorar trabajos que enriquecen nuestra humanidad, más allá de su utilidad económica inmediata.

⭐️ Cómo vamos a desarrollar ese trabajo y bajo qué estructuras de gobierno:

El Taylorismo, con su enfoque en la eficiencia y la división del trabajo, ha sido la base de muchas organizaciones durante décadas. Sin embargo, las organizaciones con más impacto recientemente avanzan hacia modelos más inspirados en la Holocracia, que propone una estructura más flexible y descentralizada, donde los equipos autogestionados tienen la autonomía para tomar decisiones. Este modelo puede fomentar la innovación y la adaptabilidad, cualidades esenciales en un entorno empresarial en constante cambio.

La razón por la cual muchas empresas tienen un organigrama y agrupan el trabajo de manera similar se debe a la necesidad de estructura y claridad en la asignación de roles y responsabilidades, pero ¿no resulta llamativo que organizaciones que operan en entornos, mercados y actividades absolutamente diferentes deban de estructurar a sus equipos de una forma muy parecida? ¿No será que aún arrastramos organizaciones de épocas anteriores y que en realidad no son funcionales en entornos como los actuales?

En cuanto a la posibilidad de un mundo de freelancers globales, estamos viendo una tendencia creciente hacia el trabajo independiente y remoto. La tecnología ha permitido que los profesionales ofrezcan sus servicios a nivel mundial, lo que puede llevar a una mayor competencia y diversidad en el mercado laboral.

⭐️ Quién hace ese trabajo y en qué medida:

Reflexionar sobre quién debe hacer el trabajo en el futuro, si el humano, la máquina o una combinación de ambos, es fundamental para entender cómo evolucionará el mercado laboral.

La brecha digital es un problema que puede ser tanto de tasa de adopción como de tasa de sustitución. La adopción se refiere a la capacidad de las personas para acceder y utilizar nuevas tecnologías, mientras que la sustitución se refiere a la velocidad con la que las máquinas reemplazan a los humanos en ciertas tareas. Ambas tasas deben ser gestionadas cuidadosamente para evitar desigualdades y asegurar una transición equilibrada hacia un futuro más automatizado.

El poder de negociación en el mercado laboral (“la sartén y el mango“), dependerá en gran medida de la oferta y demanda de profesionales. A medida que ciertos trabajos se vuelvan más demandados, los profesionales con las habilidades adecuadas tendrán mayor poder de negociación.

Esto subraya la importancia de la educación y la formación continua para preparar a la fuerza laboral para los trabajos del futuro. La educación deberá enfocarse en habilidades técnicas, pero también en competencias blandas como la creatividad, el pensamiento crítico y la adaptabilidad.

Dejar de ver el trabajo como una “magnitud de suma cero” a repartir es crucial. En lugar de competir por una cantidad fija de trabajo, debemos considerar cómo la automatización y la tecnología pueden crear nuevas oportunidades y roles que antes no existían.

La utilidad marginal del trabajo, es decir, cuánto trabajo es suficiente y para quién, es una cuestión compleja. Regular la cantidad de trabajo puede ser contraproducente si se considera que el trabajo es voluntario y que cada individuo tiene diferentes necesidades y capacidades.

⭐️ Cómo se evalúa el trabajo y cómo se remunera:

Evaluar y remunerar el trabajo es un tema crucial que debe abordarse con cuidado para asegurar justicia y motivación en el entorno laboral. La pregunta de si se debe evaluar y remunerar por esfuerzo o por resultados es compleja y depende del contexto del trabajo y de los objetivos de la organización.

Evaluar y remunerar por esfuerzo puede ser adecuado en situaciones donde el proceso y la dedicación son tan importantes como el resultado final. Esto puede incluir trabajos creativos o de investigación, donde el esfuerzo constante y la experimentación son esenciales para el progreso. Sin embargo, este enfoque puede ser subjetivo y difícil de medir de manera justa.

Por otro lado, evaluar y remunerar por resultados puede ser más objetivo y fácil de medir, especialmente en roles donde los objetivos y metas son claros y cuantificables. Este enfoque puede incentivar a los empleados a ser más productivos y orientados a los resultados. Sin embargo, puede no reflejar adecuadamente el esfuerzo y la dedicación de aquellos que trabajan en tareas menos visibles o que enfrentan desafíos imprevistos.

Muchas preguntas, y algunas respuestas

Como siempre que enfrentamos un reto en Futuroscopia, tengo la sensación de haber llegado a algunas repuestas, pero sobre todo, haber agrandado el espacio a nuevas preguntas.

¿Cómo podría cambiar en el futuro lo que entendemos por “trabajo”? ¿Seguiremos teniendo que trabajar para subsistir? ¿Seguirá desempeñando el trabajo un papel central en la formación de nuestra identidad? ¿Tendremos que replantearnos el papel de la educación?

Te leo en los comentarios…